Crónica de Patrick Mbeko: Los Tshisekedi y la traición de la RDC: una historia antigua

Crónica de Patrick Mbeko: Los Tshisekedi y la traición de la RDC: una historia antigua

Es un asunto familiar. En 2002, mientras Ruanda propaga la muerte y la desolación en el este de la RDC y la ONU publica su segundo informe sobre el saqueo de los recursos naturales del Congo por una «red de élite» perteneciente a los ejércitos de Ruanda, Burundi y Uganda, Etienne Tshisekedi viaja a Ruanda para negociar el poder con el hombre fuerte del país, Paul Kagame. A su regreso al Congo, entró en alianza con el RCD-Goma, una «rebelión» creada desde cero y mantenida por Kigali. El resto es historia: no conseguirá nada, ya que Ruanda ha impulsado a Azarias Ruberwa, una tutsi, al puesto de Vicepresidente de la República en el gobierno 1+4 de triste memoria. Furioso, Etienne Tshisekedi decidió romper con el RCD-Goma, para gran disgusto de Ruberwa. Para hacer entrar en razón al opositor histórico y presidente de la UDPS, el ruandés recurrió a Adolphe Onusumba, el secuaz de Kagame en el Congo, cuya tía estaba supuestamente casada con un hermano de Etienne Tshisekedi. Pero este último rechazó la mano tendida de su antiguo aliado, exigiendo ser nombrado Primer Ministro antes de iniciar cualquier negociación.

Para Etienne Tshisekedi, es poder o nada. Hizo todo lo posible para ocupar la primitiva, en vano. Joseph Kabila se llevó un poder que le correspondía legítimamente tras las elecciones presidenciales de 2011. Sufriendo, no puede continuar la lucha. Fue entonces cuando el hijo, Félix Tshilombo Tshisekedi, decidió hacerse cargo de la antorcha. A diferencia del padre, no es ni carismático ni brillante. Intelectualmente incapaz, juró triunfar donde su padre fracasó. Para lograrlo, negociará directamente con el despreciado régimen de Joseph Kabila, contra el que afirma estar luchando. En 2015, los delegados de la UDPS se reunieron en secreto con los emisarios del poder en Ibiza, Mónaco y París. Se trata de compartir el poder en un gobierno de unidad nacional. Cuando se le pregunta si el UDPS está negociando a escondidas con Kabilia, Félix lo niega vehementemente. En septiembre de 2015, la verdad salió a la luz cuando Etienne Tshisekedi pidió a los delegados del UDPS que «abandonaran la mesa de negociaciones» con el gobierno. Los congoleños están conmocionados; Félix está confundido, pero aguanta.

En diciembre de 2016, al finalizar el mandato de Joseph Kabila, Félix Tshisekedi, decidido a triunfar donde su padre había fracasado, decidió iniciar una nueva fase de negociaciones con el régimen, esta vez con la esperanza de que se le concediera un puesto en el sacerdocio. Joseph Kabila, que ha entendido que el hijo Tshisekedi está dispuesto a hacer cualquier compromiso para alcanzar sus objetivos, le promete el puesto de Primer Ministro a cambio de un acuerdo político que le permita «deslizarse» más allá de su mandato, que se supone que finalizará en diciembre de 2016. El 31 de diciembre del mismo año, se firmó el acuerdo de deslizamiento de tierras de Nochevieja. Los congoleños están indignados. Félix Tshisekedi, por su parte, se está divirtiendo, convencido de que ocupará el sacerdocio en los próximos días. Pero eso es lo único: Joseph Kabila, que ha logrado su objetivo, además de ser más astuto que el primo del diablo, ha puesto sus ojos en otra persona: Sami Badibanda, un pariente de Félix. Está de luto en Limeté. El UDPS está dividido. Felix Tshisekedi está inconsolable.

Pero decidido a triunfar donde su padre fracasó, el hijo de Tshisekedi no se desespera, y continúa manteniendo extrañas relaciones con el régimen al que dice luchar. Cuando su padre murió en febrero de 2017, regateó sobre el cuerpo de su padre a cambio de un nombramiento al sacerdocio. La opinión pública está aturdida. Incluso Joseph Kabila, acostumbrado a matar a los congoleños y entregarlos a los títeres de Kigali que operan en el este, está indignado y los caza. Las relaciones con el gobierno se rompieron… hasta las elecciones de diciembre de 2018, en las que surgió inesperadamente un tal Martin Fayulu, presumido como el próximo presidente de la República que democratizará el Congo. Para el poder, que está acorralado en la pared, la solución se llama…. Félix Tshisekedi. Es la carta de triunfo, dicen, para Kabilie. En MONUSCO y en las cancillerías extranjeras, los contactos entre la CACH, la plataforma dirigida por Tshisekedi Jr. y el gobierno son monitoreados de cerca. Al igual que en 2002, 2015 y 2016, un Tshisekedi está dispuesto a hacer cualquier compromiso para traicionar al pueblo congoleño a fin de lograr un objetivo que también dará prioridad a los enemigos de la República en la democratización del Congo. Para ello, siempre puede contar con la base fanática y tribalizada de los UDPS por la que la tribu se antepone a la patria.

En Kingakati, donde se teme un levantamiento popular en caso de que Martin Fayulu no sea declarado vencedor de las elecciones presidenciales del 30 de diciembre, hay un partido de risa. Algunos de los líderes del régimen han decidido abandonarse a Cristo. ¿No se dice que la fe mueve montañas? Como si dijera que el nombre Tshisekedi también puede hacer milagros y ayudar a un régimen honrado y vacilante a perpetuarse contra la voluntad de todo un pueblo….

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